KILTROENLLAMAS

Estos 365 días le pertenecieron a un conejo intrépido, veloz, que fue capaz de escarbar en lo más profundo y mostrarme sin pudor cada uno de mis miedos y defectos. Me hizo sonreír en un oscuro callejón, aún antes de saber si seguía en una pieza. Me permitió aceptar como parte de un continuo, y no como un final, cada frustración malsana que toco a mi puerta. Me hizo reencontrarme con amigos de mi infancia interior, aferrarme a aquel hermoso enano y llorar junto a él. Me invitó a aceptar el mal, como irónico medio para alcanzar la paz. Me ofreció renunciar, aceptar, comprender, perder, olvidar, y por sobre todo, hacerme responsable... una llave... una llave para muchas cosas...

El 2011 nos ofreció una preciosa revolución de niños, que unieron a todo un continente por una noble causa. Nos hizo despertar comprendiendo que el cielo no es seguro, incluso para los buenos propósitos. Nos demostró que con trabajo duro y convicciones puedes alcanzar la estrella azul más lejana. Nos mostró que una mariposa en Japón, puede generar estragos en todo el mundo.

No fue el peor, tampoco el mejor de los años. Para el Kiltroenllamas, fue un año tranquilo, con pausas y nuevas propuestas; más reflexivo, menos endemoniado, menos envenenado. El 2011, fue en general un año que invirtió las polaridades de mi universo y me permitió comenzar a ver un mundo diferente, en mí y a mí alrededor. Comprendiendo que hay mucho aún que aprender, que el camino nunca se acaba, porque no hay caminos, sólo senderos semidibujados en nuestras retinas.

Me despido tranquilo y agradecido de este conejo. Fue un excelente y divertido compañero que riendo me explicó que no hay moralejas ni fabulas en la verdad, sólo vida en cada segundo. Un amigo, puro en sus propósitos, que hoy me presenta y me invita a descansar en el lomo de un precioso dragón azul. A mi, y a todos ustedes. Un dragón que nos ofrece emerger, de una vez por todas, de las profundidades y aventurarnos a volar.