Tiempo Fuera

Posted: 2/25/2012 by Jack Bronson in
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- Señor… No tiene signos vitales.
- ¡¡Haz algo!! ¡¡No te quedes ahí parado!!
- De acuerdo… ¡¡Jenny!! ¡¡ Trae el Resucitador!!
- ¿Crees que sea lo indicado Peter?
- No hay tiempo que perder… ¡Prepáralo ahora ya!
- De acuerdo….
- ¡Háganse a un lado! ¿Listo?
- Listo.
- Uno, dos, tres...

Un intenso zumbido eléctrico. Luego un potente golpe. El cuerpo del joven Leonard se agita como un muñeco de trapo. Permanece por una fracción de segundo suspendido en el aire, para luego caer con todo el peso. El equipo de urgencia chequea los signos vitales. Nada. Lo intentan una vez más. Cargar, descargar, cargar, descargar.

- Una vez más. – Peter Denton se acerca al rostro pálido de Leonard- Robbins, se que me escuchas. No permitiré que te escapes tan fácilmente. ¿Me oyes? No te me escaparás de las manos… ¡Vamos! Uno, dos, tres… ¿Signos? ¡Una vez más! ¡Carguen!



Sexto Capítulo – Tiempo Fuera



- ¿Dónde estoy?
- ¡¿Volviste?! ¡¿Pero qué demonios está sucediendo?!
- ¡Alto! ¡Alto! ¡Alto!. ¿Qué está pasando? Acabo de estar en el laboratorio. ¡¿Volví a la Nada?! ¡¿Por qué?!
- Esto no me lo esperaba… Te juro que no me lo esperaba… ¿Estas muerto?... No, no puede ser… – La misteriosa joven de dorados cabellos parece desconcertada, paralizada - No, no… no puede ser… Esto no debería haber ocurrido.
- ¿No sobreviví al salto?
- Mierda… Mierda… ¡¡ Mierda!! – Camina erráticamente tratando de dar con una idea que no consigue concebir – Te saqué de aquel lugar. Hice lo que tenia que hacer.
- ¿Qué sucede?
- A pesar de mis esfuerzos por evitarlo, fuiste empujado hasta acá una vez más… ¿Qué hice mal?...

La chica se muestra inquieta, agitada, acosada por ideas y expectativas, por un plan que parece haberse esfumado de manera inexplicable. Se detiene. Cierra los ojos. Respira profundo. Parece intentar focalizarse. Comienza a revisar una serie de artefactos que Robbins no logra identificar. Digita interminables secuencias de datos, observa resultados, gráficas. Parece estar trabajando contra el tiempo. De reojo, el joven ve grabaciones de diversos puntos, habitaciones. En todos ellos aparece él.

- Noooooo. Mierda. ¿Por qué?... ¿Cómo lo hizo?
- ¿Qué sucede?... No entiendo ¿De qué estas hablando?... ¿Qué es todo esto? No te entiendo… Me siento mareado…

Leonard se tambalea y cae de rodillas al suelo. Las fuerzas parecen escapar de golpe de su cuerpo. Un intenso zumbido no le permite mantenerse de pie.

- Perdón… perdón… No te esfuerces. Descansa un momento. Haz estando bajo una gran presión. Te haz movido demasiado rápido, no estas acostumbrado a esto. Recuéstate. Luego tendremos tiempo suficiente para explicaciones.

Robbins le sonríe y le queda mirando a los ojos. Ella se siente algo invadida.

- No haz cambiado en nada. ¿No es así?... Sea lo que sea a lo que te dediques. Estas tal cual te recordaba.
- Todo tiene una explicación.
- Pero, no tengo tiempo para descansar, para seguir esperando.
- No tienes opción. Debes descansar. Esto tiene un límite.
- Tu me prometiste explicaciones. ¿No es así? Necesito saber qué demonios está sucediendo. Alguien depende de mi.
- Recuéstate, por favor. Confía en mi, y responderé a lo que pueda responder.

Leonard se tiende en el piso de aquella habitación infinita. El cielo es eterno, luminoso, de un blanco puro, inmaculado. La superficie es reconfortante, con la consistencia del mejor colchón. Los sentidos parecen descansar en aquel lugar. Paz. Mira nuevamente, no están los aparatos que estaba utilizando la chica. Desaparecieron en la nada.

- Bebe esto.
- ¿Qué es?
- Agua azucarada.
- ¿De donde sacaste agua…? ¿Azucarada?
- Este lugar no es lo que tu crees.
- ¿Te refieres a La Nada?
- No entiendo porqué le llaman así. La nada no existe. No puedes estar en la nada. Si tu eres contenido por ella, ya es algo, al menos tu. No entiendo como no piensan antes de nombrar las cosas… ¿Me sigues?... mh… veo que no…
- Sigues igual de verborreica. Pero no. No estoy para ejercicios lógicos. Se concreta.
- Este lugar no está vacío…Bebe por favor…
- Ok. Ok. Pero no te sigo. Recuerda. Estoy mareado.
- Esto es mucho más de lo que ves. Es la fuente de todo. Es lo que algunos describen como el final del túnel de luz. Algunas culturas le llaman el cielo, el paraíso.
- ¿El paraíso? Bromeas… ¿Dónde están las trompetas, las nubes, los ángeles?
- Eso es parte de lo que la gente desea ver al llegar acá… Se materializan. Esta dimensión es una estación de purificación. Por alguna razón está ligada con el tiempo. Contiene la materia prima de la realidad.
- Es un espacio completamente vacío, no se de que hablas.
- Aún estas muy lejos de comprender el mundo en el que vives. Lo tuyo son formulas, teoremas. Olvidaste la magia. Este es uno de los misterios que no podrás descifrar con simple lógica. Al entrar a este mundo, puedes sentarte y morir, sin saber que aquí lo tienes todo. Observa.

La joven extiende su mano. Cierra los ojos. Un pequeño remolino se genera en su palma. Partículas comienzan a materializarse y condensarse, hasta crear una copa. Ubica su mano sobre los bordes de cristal, y agua comienza a emerger como por medio de un acto mágico.

- ¡¡Qué demonios!!
- Pruébala.
- ¿Estas de broma?
- Hazlo, confía en mi. Ya lo hiciste una vez.

Leonard toma entre sus manos la copa. Es sólida. Mira su contenido, cristalino, perfecto. Lo contempla escéptico, sin poder convencerse de aquella creación espontánea. Mira de reojo a la joven. La acerca a sus labios y comienza a beber aquel líquido.

- Es agua… no puedo creerlo. ¿Cómo lo haces? ¿De donde viene?
- Voluntad.
- ¿Voluntad?
- Esta realidad se alimenta y recrea en base a la voluntad.
- ¿Así de simple? ¿Lo quieres y ya? Absurdo.
- Todo lo que nos rodea en este lugar es energía, la naturaleza más pura de la que se compone la realidad. Lo que convierte la energía en materia, lo que le otorga vida, es la voluntad, el profundo deseo de crear, de amar, de sobrevivir.
- - Leonard sonríe de manera irónica - ¿Estoy muerto cierto? Esto me parece en extremo irreal.
- No lo se. Pero haría las cosas más simples.
- ¿Deseas que esté muerto?
- No es precisamente ese mi deseo. Pero al menos sería una explicación.

Leonard se pone de pie y comienza a caminar lentamente. Se detiene, pensativo. “¿Cómo…¿Por qué?” Todo su diálogo mental se reduce a frases cortas que inician de esa manera. Esta perdido. Aún así uno de sus misterios personales está frente a sus ojos. Pero guarda la intolerante sensación de estar dilapidando tiempo. Sonríe. “¿Tiempo?”. Se encuentra fuera del tiempo. Fuera de quizás qué otras cosas más. ¿De si? Dirige su mirada a aquella misteriosa joven.

- Desapareciste de mi vida hace siete años. De aquella maldita cena inconclusa… ¿Cómo llego a encontrarte en este lugar de locos? ¡Quizás sea un excelente punto desde el cual iniciar nuestra conversación!
- Hay cosas que no puedes llegar a entender aún. No lo entendiste en su momento. Hoy quizás estas menos permeable a ideas alternativas.
- No estoy para rodeos. Se concreta.
- Las cosas no son lo que parecen. Desde un principio. En aquel entonces me di cuenta que no me entendías, y era imposible que lo hicieras. – Respira profundo. Cierra los ojos y tratando de contener sus lágrimas prosigue - No sabias quien era, y si lo llegabas a descubrir, me odiarías. Eso no lo toleraría. No soy quien creías que era. Al menos no aquella persona que decías amar.
- ¿Qué haces aquí?
- Conozco este lugar desde hace mucho.
- ¿Desde cuando?
- No es un asunto de tiempo.
- Continuamos con las paradojas lógicas. ¿Por qué me ayudas?
- Eres diferente…
- ¿Diferente a quién?
- Diferente a otros. No lo vas a entender… te digo que es más complejo de lo que crees… además “Él”, no me lo permitiría…
- ¿De qué hablas?
- Mierda… no puedes ver algo tan simple como que estoy acá para protegerte… que desde aquel día te estoy cuidando, evitando que caigas. ¡Para este maldito interrogatorio!
- ¿Por qué te preocupas por mi?
- No me preguntes eso. No desearías escucharlo. Hay sacrificios que son necesarios.
- ¿Porqué cada pregunta desemboca en una evasiva o una negativa? ¿Cómo puedo confiar en ti?
- Nunca lo hiciste. Tu necesitas pruebas para todo…
- Lo haces todo complicado… ¿Verdad? ¿Para qué?...
- Te protejo…
- ¿De qué?
- Eh... Leonard, esto se esta volviendo incómodo para mi.
- Que conveniente.
- ¡Por favor!

Silencio. Blanco y completo silencio.

- Disculpa. Pero ponte en mi lugar...
- Lo hago…
- Bueno. Perdón. No fue mi intención caer en esto.
- Pausa. Por favor. Pausa.

¡¡ Eeeeeeeeeeeee-e-e-e-e-elllll… Mi-mi-mi-i-i-i-i E-e-e-e-e-eeeeee!!

- ¿Qué es ese sonido?
- ¿Cuál sonido?
- Esa estática… Se detuvo. ¿Qué diablos?
- Estas muy cansado. Debes tomar un respiro. Permíteme terminar de entender qué está sucediendo.
- Suena irritantemente simple cuando lo dices. Estoy en tus manos. ¿Lo sabes?
- Confía en mi.
- No tengo opción.
- No es lo que esperaba oir, pero gracias.
- Sólo una pregunta más. Volviste cuando estaba siendo aplastado en un espacio que jamás había visto. Asumo que sabes que es. Aquella Nada Negra. Sentí que estaba muriendo. Si este lugar es el paraíso, según lo que me dices. ¿Esa cosa negra es el infierno?
- Ese espacio no es negro y no es el infierno.
- ¿Qué es?...
- No estabas preparado. Ese espacio es el flujo de la historia. Es un espacio que contiene todo. El pasado, el presente, el futuro. Es la verdad, la sangre del tiempo.
- Este es el paraíso, y aquello es la verdad…
- La verdad puede ser un infierno… Quizás no estés tan equivocado…
- ¿Por qué casi me mata? Bueno, aun no se si fue “casi”.
- Cuanto no estas preparado y por error caes en él, chocas con tanta información que tu cerebro colapsa.
- No entiendo…
- Un frágil pez puede nadar en el feroz torrente del rio, pero un grueso y poderoso tronco puede ser despedazado en segundos. Tu sistema nervioso colapsó. Por naturaleza todos buscamos comprender, entender. En el flujo de la historia, eso es fatal. Sólo debes escuchar, permitir que fluya, y escoger un camino.
- Escuché frases, aisladas. Cuando salí estaba aterrado. No recuerdo la razón.
- El Trauma. Viste algo que te aterró y lo borraste. Sólo guardaste el sentimiento, lo único que no se puede borrar..
- Estabas ahí.
- Claro que estaba ahí.
- ¿Por qué a ti no te sucedió nada?
- Quizás ya estoy muerta. ¿quién sabe?...
- ¿Para qué pregunto? En fin…
- Ya, es hora. Necesito saber que esta pasando en realidad. Haré una pequeña visita. No te puedo llevar conmigo a menos que sepa en que condiciones estas. Debes esperarme.
- No dudes que lo haré.
- Ok. No hagas travesuras.
- No te lo puedo asegurar.
- Confío en ti.

La chica golpea sus manos. Un aplauso en acción de orden. Como si fuera un acto de magia, se materializa una puerta de madera. “Aquella puerta” piensa a sus adentros Robbins. Ella la abre. Atraviesa el umbral. Y la cierra. Él intenta acercase. Basta con dan un solo paso y la puerta desaparece. “Era de esperar”, piensa el joven. Se detiene. Mira a su alrededor. – Y ahora ¿Qué?- Mira la eternidad de aquel espacio en blanco. Recuerda la imagen del bebé que Stefan Torreblanca le mostró. Ideas. Ideas. Ninguna sustentable. Camina. Sus pasos son imperceptibles.

Drrrrrrrrr…mmmmmm… Elha… Te e-e-e-e-e-e-e

Otra vez ese sonido. Es como una distorsión. Una cinta rallada, vulgar estática. Proviene de algún punto indeterminado.

Drrrrrr.. Elha… E-e-e-e-e-e… M.. mh-mh-mh-… te-e-e-e-e-e-e

Intenso. Casi real. Proviene de aquel lugar. Es absurdo señalar, cuando no hay más referentes en el plano. Cuando no hay plano. Pero está ahí. Casi puede apostar su vida, o lo que cree quedarle de vida, a que está ahí. En ese punto. Se acerca. Una vibración. Una diminuta, casi imperceptible desfragmentación. Se acerca lentamente.

Drrrrrrrr… Elha…. E-e-e-e-e…. Te e-e-e-e-e-e…. M. i. i-i-i-i-i-i-i….

Diminutos cuadros. Pixeles en la inmensa mancha blanca de aquella habitación sin paredes. No es una falla. Es algo. “Se alimenta y recrea en base a la voluntad”. Las palabras de su joven anfitriona resuenan en el instante justo. Se acerca a la distorsión. Puede oler la existencia. No es una falla. Algo hay ahí. No es estática lo que escucha…

Elhaaaaaaaa

Es un mensaje. Cierra sus ojos. Se focaliza. Se conecta con su voluntad. Sabe que puede hacerlo. Limpiarlo. Acceder a aquello. Es cosa de tiempo y paciencia. La curiosidad lo agobia. Cada vez es más claro. Más lógico. Su corazón se excita, su respiración se hace imperceptible.

Te…-e-e-e-e-e-e… Mh…. M… Mi…. Drrrrdrrrrr…

Ahí está. Es una voz. Una frase. Un susurro.

Ella te miente.

- ¿Quién eres?

Ella te miente…

- ¿Quién eres?... ¡Contesta!

Otro.

- ¿Qué quieres?

Toma Ventaja…

- ¡¿Por qué?!

Elhaaaaaaaa…Te e-e-e-e-e… Mientttttttttttttttt… e-e-e-e

La distorsión o lo que fuera aquello, desaparece. Ni un rastro. El espacio vuelve a ser puro una vez más. Robbins permanece sentado, contemplando el punto en el que se disolvió aquella entidad minúscula. ¿Qué significa todo esto? ¿Por qué tantas sombras e imprevistos en una búsqueda que día a día se torna más inquietante e imposible?

- Una vez más. ¿Ahora qué?

El tiempo es sabia relativa en los espacios que la nada alimenta. Robbins sabe que este es un regalo, no una estación derruida por la inutilidad. Crecer, es parte del camino. Despertar y morir, sólo fases de un proceso mayor. Mientras tanto Joviana continua su viaje incógnito e incontrolado. Asustada, abandonada a causa de un error. El joven sabe que tiene que dar un paso crucial, retomar y reformular su punto de vista. Hasta ahora los obstáculos han sido muchos. Quizás sea la hora de jugar con el joker. La puerta vuelve a materializarse.

- Malas noticias.
- ¿Que averiguaste?
- Nada. No hay registros. Tu gente trabaja muy bien.
- Seguimos donde mismo. Es lo que esperaba.
- Lo lamento.
- Pero aún así ya se que hacer.
- ¿Qué sucede Leonard?
- Recuerdas… ¿Recuerdas aquella vez en la que nos conocimos?
- Aquel día de lluvia…
- Si.
- ¿Por qué me hablas de ello?
- Aquel día tomé una decisión. Aún no estaba conciente de sus consecuencias, pero dí un paso adelante y todo cambió. Aquella vez tenía una convicción, quería acercarme un poco más a quién sentía debía ser.
- ¿A qué quieres llegar?
- En estos momentos siento algo similar. Tengo una convicción, pero necesito tu ayuda.
- ¿Qué necesitas de mi?
- Quiero que me escuches claramente. Hoy no tengo nada que perder. Necesito que me prepares y me guíes a aquel lugar.
- Espera… ¿Me quieres decir que deseas que te lleve a…?
- Si. Te estoy pidiendo que me guíes a la zona oscura…


Nueve años antes del incidente Vortex


Una suave llovizna juega entre la danza de luz y sombra de aquella noche. En días así todos huyen a casa, corren con sus paraguas saltando charcas en un juego sincrónico que intenta negar a los cielos. Refugio, velocidad, negación, fragilidad.

Son aproximadamente las veinte y treinta. Leonard Robbins y Francisco Laposte concluyen una larga jornada de actividades y exámenes en la facultad de artes y letras. Caminan en silencio. El joven Robbins avanza cabizbajo

- Leo. Eh. Estuve pensando en lo que me decías. Creo que no tienes muchas opciones.
- ¿A qué te refieres?
- Aún estas a tiempo de seguir lo que quieres. Nadie puede obligarte, a continuar por este camino. Menos tu.
- Siento que algo me estanca. No puedo llegar y dejarlo todo.
- Debo reconocer que es tentador dejarte llevar y seguir en esto. Permíteme decirte que comparto lo que dicen los profesores, eres sencillamente un prodigio. El arte es lo tuyo.
- Ya te dije que no es arte, simplemente juego con las probabilidades, las mezclo, le otorgo forma y ya. Antes de que lo vean se qué recepción tendrá. Es algo mecánico, mesquino, no me representa mayor desafío.
- ¿Y qué es lo que quieres?
- Siento que este no es el camino. Es demasiado fácil. No quiero vivir eternamente con esta sensación inerte. ¿A qué me voy a dedicar? ¿Ser un artista pop o un publicista en una pequeña agencia? No es mi perfil…
- Hoy no tienes perfil. No estas haciendo nada por ti, sólo estas lamentándote y dudando.
- Quizás tengo miedo.
- No hay razones para tener miedo.

Francisco se para frente a Leonard y le toma de los hombros zamarreándolo.

- Despierta Leo. Tienes la oportunidad de ser quien quieras ser. Juega. Mira a tu alrededor. ¡Tan Dramático! Ve qué te gusta, qué sueñas, qué te motiva… ahora ve y tómalo.

Robbins le mira fijamente a los ojos y luego comienza a buscar a su alrededor, como siguiéndole la corriente. Sonríe. Y luego sale corriendo.

- ¡¿Leo qué pasa?!
- ¡¡ Tienes razón!! ¡¡ Voy por lo que me gusta!!
- ¡¿A qué te refieres?!

Robbins sonríe y apunta a una chica que espera locomoción a la intemperie. Su figura delgada, su rostro pálido y hermoso cabello dorado. Leonard le había visto cientos de veces, vagando sola, ausente. Le era imposible ignorarla. El joven se acerca con discreción y la cubre con su paraguas.

- La locomoción en esta calle es escasa a esta hora, si deseas te puedo acompañar hasta la avenida, vivo a pocas cuadras de acá.
- ¿Perdón? – La joven le mira con detención y no puede evitar poner una mueca de impresión –
- Disculpa. No es mi intención asustarte. Te he visto en la facultad. A decir verdad siempre quise saber tu nombre.
- No puedo…
- ¿Por qué?
- Eh… no puedo hacerlo… eh…tu… eh…
- Disculpa. Qué poco caballero. Mi nombre es Leonard Robbins.

La joven, mira a su alrededor, como buscando ayuda. Nada. Luego simplemente se queda mirando el suelo, sonrojada, nerviosa.

- Eh…
- No te preocupes. Disculpa. No deseaba incomodarte.

La chica sonríe tras ver a Robbins dar un pie al costado.

- Al menos acepta el paraguas.
- Eh… espera. Hola Leonard. También te he visto en la facultad. Me llamo Antonia. Un gusto.



Continuará...

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