KILTROENLLAMAS

- Robbins. Informe sobre resultados del Proyecto Vortex.

- ¡Sea específico Robbins!

- No sea absurdo Robbins, eso es teóricamente imposible. No podemos haber fracasado una vez más.

- Lapidario. Robbins. Lapidario. No podemos seguir así. Invertimos millones de dólares en este proyecto. Debemos elaborar una respuesta coherente que no sepulte a la unidad.

El Doctor Alexander Díaz, jefe del laboratorio de Ciencia y Desarrollo Avanzado, da media vuelta, desentendiéndose de la conversación. Abre la persiana que da hacia un patio interior y se pierde por algunos segundos en una suerte de silencio melancólico, que no hace más que inquietar al Joven Tecnólogo.

- No se pueden seguir repitiendo estos resultados. Hace sólo un par de meses desarrollamos el Sistema de Defensa Invulnerable, y… (golpea la mesa) ¡Maldición!... Nadie nos ha atacado. ¿De que sirve un sistema de defensa si no hay riesgos que lo valgan? Es absurdo.

- Robbins. Por favor resérvese cualquier comentario. Me deprime.

- Esta bien Robbins. Infórmele al equipo que nos reunimos en una hora más. Debemos analizar la situación y dar cuentas a los altos mandos. Los últimos resultados no nos están dejando bien parados. Tendremos que maquillar el reporte de alguna manera.

- Retírese Robbins. Los errores no se lamentan.

Alexander vuelve a su puesto de trabajo. El Ingeniero Robbins, sale del despacho cargando carpetas atestadas de datos. Joviana, especialista en Química Cuántica, le observa a lo lejos. Se percata que el rostro del joven tecnólogo, al dirigirse al encargado de comunicaciones, no refleja buenas noticias. Ya sabe que no hay de que alegrarse.

- Ey Robbins. Ven!!!… (le llama en voz baja, tratando de pasar desapercibida)

- No lo he comenzado. ¿Cómo te fue con el jefe?

- Al demonio con el informe. ¿Cómo está él?

- Mh. Entiendo.

De improviso, el Jefe del Laboratorio sale de su despacho, toma su chaqueta y emprende rumbo hacia el ascensor.

- ¿Para donde va? ¿Sabes?

- ¿En serio? Lo seguiré.

- No se dará cuenta. Me mata la curiosidad.

- Ay Nooo…!!! ¿Por las escaleras?

- ¿Me estas diciendo gorda, desgraciado?

Los jóvenes toman un par de carpetas y se dirigen a las escaleras de emergencia.

- Robbins. El ascensor indica que va hacia la azotea.

- Si tu lo dices.

Doce pisos de descenso. Hasta llegar a las bodegas del edificio corporativo. Es un espacio gélido, oscuro, algo desordenado y descuidado. Los chicos avanzan entre cajas y contenedores que atesoran cientos de proyectos y estudios inconclusos y olvidados. Es como un cementerio de ideas, atiborrado de telas de araña y polvo. Joviana cree divisar la silueta de una mujer tras el conteiner 5. Toma el brazo de Robbins asustada.

- ¿La viste?

- A la mujer.

- Está ahí… Mierda, ya no está.

- Pero te digo que vi a alguien.

Una puerta. Laboratorio 56 Neolab. Aún mantiene el antiguo nombre institucional. Alexander está ahí. Robbins lo reconoce a la distancia. Su jefe observa perplejo algo que no consigue identificar. El hombre parece estar hablándole a alguien. Se acerca para tener una imagen más clara y consigue escuchar parte del diálogo.

Alexander está frente a una especie de espejo luminoso, desde el cual se proyecta una imagen. Parece ser la silueta de una mujer, encerrada tras el cristal. Sus rasgos son algo difusos. Tras un par de segundos logra identificar a la imagen cautiva.

- ¿Qué está pasando Robbins?

- ¿Quién es ella?

- ¿Ana?

Ana Vicencio. Ex-integrante del equipo de Física y Modelos Avanzados y expareja de Alexander Díaz. Desapareció tras un bullado incendio en las instalaciones del laboratorio nueve. Robbins está sorprendido, más cuando comienza a identificar aquella ventana mágica que mantiene cautiva a la mujer. Le parece un artefacto conocido. Algo no anda bien. No es lo que parece y decide intervenir.

- ¿Robbins? ¿Qué haces aquí?

- Está aquí Robbins. La causa de todos mis problemas. Ella está aquí.

- ¡No Robbins! No es sólo eso. Son recuerdos y el deseo de que sea real… no puedo continuar sin ella.

- Para mi, si lo es. Con eso basta.

- Chico. No sabes lo que es estar enamorado.

- Si. Soy el responsable de todo. De alguna manera, lo que yo siento está afectando a todos. Este dispositivo es más que un simple proyector de imágenes mentales. Está alterando el curso de los hechos.

El silencio se mezcla con la humedad y los espacios saturados de oscuridad. Joviana toma del brazo a Robbins, angustiada por la escena, y consumida por el frío.

- Siempre haz sido mi aprendiz favorito. Tienes un gran potencial, Robbins.

- Desaparecer. Ya no tengo fuerzas. Al menos deseaba verla por última vez. Es en lo único que creo.

- Es lo que debo hacer, mi buen amigo.

Alexander avanza en dirección a la pantalla de iones. Las partículas reaccionan y comienzan a excitarse, liberando una estática incandescente. La imagen de Ana, cada vez se va tornando más real. Parece invitarle a un último e intenso abrazo. A medida que Alexander entra en contacto con la pantalla, su cuerpo comienza a desintegrarse y genera una intensa luminosidad. En un abrir y cerrar de ojos el Doctor es consumido por completo. Robbins queda perplejo. La pantalla de iones continúa proyectando imágenes. La última es la de Alexander y Ana fundidos en un intenso beso. Luego. El dispositivo estalla en miles de pedazos ardientes. El golpe sonoro aturde a los jóvenes. Pero algo más comienza a suceder.

Luces rojas de alarma iluminan toda la habitación. Una ensordecedora sirena de emergencia se activa. Cortinas de acero bloquean las salidas. Los chicos están atónitos. Una voz metálica informa através de los parlantes.

- ¿Qué sucede?

Robbins mira hacia todos lados, como intentando dar con alguna idea. Joviana lo observa angustiada. Nunca le había visto tan agitado. .

- ¿Qué?

- ¿Pero como?

- ¿De que…? ¡¿Qué buscas?!

- ¡Estamos muertos!

Robbins se detiene ante unos bultos. Los descubre y se encuentra ante unas turbinas, una mesa de control y una serie de monitores.

- ¿Qué es eso?

- Robbins estas seguro de esto.

Los jóvenes ensamblar el aparato con rapidez. Robbins activa la máquina y una serie de códigos comienzan a cargarse. Los monitores indican que el programa ya está completo.

- ¿Qué es esto?

- ¡¿El Vortex?! ¡¿Estas loco?!

- ¿Hacia adonde?

- Y si me pierdo. Y si termino en la nada.

Robbins abraza a Joviana, regalándose un segundo de tranquilidad.

- ¿Tu?

El joven tecnólogo ingresa los códigos de inicio y el proceso comienza a activarse. Un pequeño agujero de luz se dibuja a los pies de Joviana.

- Robbins, esto me asusta.

- ¡¿Y tu?!...

- No pero…

Una intensa luz envuelve a Joviana. En un abrir y cerrar de ojos, todo vuelve a estar oscuro. Se encuentra tras una estructura metálica. Escucha un murmullo y pasos acercándose. Se siente algo mareada y no consigue identificar donde se encuentra. Avanza. Los pasos son de una pareja de desconocidos. Uno de ellos le queda mirando. Reacciona y atina a ocultarse. Algo le parece familiar, hasta que se percata que la estructura metálica frente a ella está marcada con un gigantesco número cinco. Tras un par de segundos, una intensa luz la envuelve nuevamente.