Atardecer en Septiembre

Posted: 9/26/2016 by Unknown in
0



Esto parte de una simple sensación… de esas que se evocan de manera espontánea y sin razón. Sentí despertar en mi adolescencia, mirando el techo, tras una siesta, antes de retomar el estudio. Enseñanza media. La tenue luz de un sol que se escapa, música de fondo… esa sensación reconfortante que se vive con cierta ansiedad, a causa de esa convicción ante la vaciedad, tan adolescente, tan limítrofe, extremista, razonable e inquebrantable. Pero estoy ahí, y a veces se me cruza la idea de que no soy tan distinto a él. Que quizás la vida es como un simple agujero de gusano que envejece, pero no ofrece mayores respuestas, sino que menos rutas y desvíos.

¿Por qué es relevante ese instante? ¿Que había de bueno en esos despertares?  Quizás los pequeños remedos de manía que me regalaba el recuperar energía, el empujón anímico tras una fantasía onírica irrealizable, el distanciarme de mi perpetuo estado de ánimo depresivo. El desaparecer escuchando música… Escapar, de todo y de mi.

Luego sonrío y dejo de cavilar. El mundo cambia, te cambia o lo cambias, o simplemente cambias por aburrimiento. Y esas delicadas burbujas de sensaciones del pasado, no son más que visitas que se agradecen. Por más que esas sensaciones quedan ancladas en el inconsciente de tu naturaleza, son etapas, estrategias, vidas dentro de la vida, maneras en las que jugaste tu camino, que de una u otra manera fueron quedando atrás o se forjaron como parte del pavimento que hoy transitas.

No hay camino concluido, sólo hay camino que transitar. El mundo es redondo por algo, y no por casualidad.

Si bien con el tiempo las circunstancias dejan de ser sufridas y calamitosas en tu devenir, y pasas a ser el centro y el motor de tus estados, siempre hay desvíos, siempre hay errores. Y eso, aunque ya no te atormente, siempre es un punto ciego al que hay que prestar atención. Quizás aquella imagen es síntoma de que en algún punto estoy dormido, quizás estoy escapando sin darme cuenta, en espera de mi atardecer cómplice. Será necesario acercarme a su cama, esperar que despierte y me cuente que pasa. Esta vez no está solo.    

0 comentarios: