Restaurar modo fábrica
Posted: 9/19/2018 by Unknown in
0
En épocas en las que buscaba a
tientas respuestas y razones (días adolescentes, días confusos) me quedó grabado
un pequeño y sincrónico minuto de televisión. Pasó desapercibido, tanto, que
creo haber sido el único que lo vio, porque parecía estar ahí para mi… sólo en ese preciso instante... como una
alucinación.
En un olvidado programa
noventero, preguntaban sobre el sentido de la vida a quienes pasaban por la
calle… (En realidad, hoy en día me parece alucinógena esa idea) … pero tras un
desfile de ideas vagas y pomposas, un tipo se detuvo y dijo simplemente… “el
sentido de la vida, es darle sentido” … Recuerdo haber salido a fumar un cigarro
y repetirla mil veces. Algo había resonado en mi interior, un clic, un
presagio, un aleph que unía todo y que con el tiempo se convertiría en una de
las piedras fundacionales de mi personalidad. Que como toda piedra de inicio,
queda aplastada y olvidada bajo el cemento.
No he hecho esfuerzos concretos y
voluntarios por retomar este espacio. El Kiltroenllamas. En eso puedo ser
sincero. Es más, tampoco he contado con la tranquilidad, durante este casi año
y medio, para ofrecerle atención. Ha sido una época exigente y desafiante que
no me ha permitido detenerme para pensar ni para expresarme libremente. Creo
que el medio, la cultura actual tampoco ofrece ni incentiva la libre expresión.
Pero ese es otro tema… ¿Por qué entonces vuelvo a escribir? ¿Para qué mierda
vuelvo a escribir? Porque lo necesito. Porque aquí escondo mis memorias y
mensajes… a plena luz del día… porque esto es parte de mi, porque hoy volví a
tener un clic…
Hace años que integré partes de
mi naturaleza a la secuencia “lógica” de mis análisis. La intuición y la magia,
hijos bastardos de la realidad, ganaron su espacio en mi comprensión del mundo tras
décadas de negación. Eran parte mía, de mi legado histórico. Siempre me habían
hablado, y tantas veces me equivoqué al no escucharles. Hoy invito a la mesa no
sólo a don método científico, sino que también a ellos. ¿Cómo llegué ahí?
Simple. Sólo llegué. Así como ese tipo desconocido que se plantó frente a la
cámara y le otorgó sentido al sin sentido, volviéndolo más nítido.
Estos últimos días, a partes de
descansar, he comprendido que hoy es un punto de reinicio para mi… no
existencial, no metafísico, sólo un punto en el que deseo recuperarme y
restaurarme. Como decía, han sido años desgastantes, frustrantes por momentos,
eufóricos en otros, en los que he aprendido tanto, pero a costa de un gran
precio. Hoy estoy en una pausa voluntaria pero necesaria, y he dejado que las
cosas pasen aunque parezca que nada pasa. Días prácticamente solo, prestándole
atención a las cosas que tenía pendientes en casa… las veces que he deseado
salir, ha llovido… asunto que ha sido cómico. Y sumado a que cuando más solo
estoy, más me ignora el mundo, no he estado más que conmigo… o así creía.
Me dispuse a retomar este espacio
abriéndome paso con ideas notables y polémicas, para abrir críticas y debates
que jamás me convencieron. Un par de veces inicié un texto sin escribir palabra
alguna. Pero por fin comprendí que era lo que deseaba escribir como pie de
inicio. Un simple mensaje, una nueva piedra fundacional… “Tiempo” … Lo único
que me ha acompañado y que no he tenido en mis manos… “tiempo” … y parece tan
vago y confuso, pero es lo único que me ha ofrecido compañía y ha tratado de
llamarme la atención todos estos días… El tiempo que no había visto, el que me
había negado, el que necesitaba para volver a estar aquí. Tiempo para completar
lo incompleto, para ordenar lo olvidado, para contemplar lo que permanecía a
oscuras, para hacer lo que necesitaba. Tiempo que no me regalaba ni me
permitía… Y el tiempo me señala y me dice “Tu”…
Y tiene razón.
Yo
Yo no he estado aquí durante
mucho tiempo, y voy regresando de a poco… ¿para qué?... Para volver a estar,
para reencantarme, para inventarme algo nuevo… para volver a jugar, para volver
a sentir que me doy tiempo para darle sentido a lo que no tiene sentido. El
tiempo me reclama y yo a él. Veamos que
estupidez se nos ocurre hacer ahora.