Gente de Mierda
Posted: 5/09/2017 by Unknown in
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Un giro poco sorprendente en el errático curso
de la humanidad. Desde inicios del presente milenio, se proyectó una suerte de
crecimiento trascendental que nos llevaría a un estadio diferente de conciencia.
Una nueva manera de abordar y comprender nuestra vida, la naturaleza y el
universo. Era de Acuario, la llamaban algunos. Los avances en técnica,
filosófica y ciencia, respaldaban este importante paso. Pero se hace evidente
que finalmente tomamos la ruta equivocada, porque más parece que hemos ido
involucionando que alcanzando aquella proto-iluminación.
La intolerancia es el síntoma más evidente de
esto, y el pilar de este salto hacia atrás. La gente anda saltona, cualquier
opinión corre el riesgo del más descarnado escarnio público, castigo
comunicacional implacable, basado en interpretaciones y malos entendidos. La
piel se tornó más sensible, como si la inexistencia de capa de ozono hubiera
debilitado nuestra epidermis mental. A pesar del conocimiento y logros
atesorados, seguimos sembrando y cosechando tabús, temas intocables,
incuestionables. Así es como esta amalgama de susceptibilidades va limitando la
capacidad crítica, la habilidad de razonar de nuestra sociedad, de generar y
emitir ideas con libertad... y al final esto retroalimenta esta avalancha de
idiotización e ideas rígidas.
Nos hemos visto rodeados de grandes movimientos
sociales, que embanderados por el noble sentido de la igualdad y la
integración, por alguna curiosa dinámica han ido decantando y asemejando cada
día más a movimientos intolerantes y fanáticos de épocas pretéritas y nefastas.
No deja de sorprender el resurgimiento de nacionalismos y populismos anclados
en la parafernalia, el conflicto, la xenofobia y el predominio del más fuerte.
Basta con mirar a EEUU y mirar un poquito a tu alrededor.
Algo está pasando.
Grupos feministas, de liberación gay,
ecologistas, animalistas, gremialistas, religiosos, que más que instar al
diálogo y resolver diferencias, se lanzan con toda virulencia ante el más
mínimo atisbo de crítica o vulneración. Polémicas, demandas, ira en las redes
sociales, protestas en pro de los derechos de un desconocido perro en plaza
Italia. Dantescos escenarios de nula capacidad de mediación y moderación, que
son innecesarios y que nuevamente ponen en entredicho la racionalidad de
nuestra naturaleza.
Cabe pensar, si esto en realidad es un paso
hacia atrás. Quizás no, y el análisis está mal enfocado.
Como miles de veces he tratado de transmitir,
hemos sobrevaluado la “humanidad de nuestra humanidad”. Existe la posibilidad de que no estemos
retornando a un estadio previo, y quizás simplemente sea una manifestación de
nuestro ser intrínseco, un mecanismo de defensa, sobrevivencia, instintivo y original.
No somos más que esto y es hora de que vayamos aceptándolo. Incluso cuando
defendemos grandes principios e ideales, no pasamos de ser animales rabiosos, arrimados
a una cuestionable inteligencia. Que particularmente en escenarios conflictivos
y críticos, suele defraudar de la manera más impresentable.