Don't Worry Be Happy
Posted: 3/29/2017 by Unknown in
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Se ha creado una verdadera obsesión entorno a la
felicidad. Un concepto que ha pasado de ser un noble anhelo, a un yugo que
exige sumisión y resultados. Ser feliz, hoy en día, es un estresor más. Debes
ser feliz, registrarlo, rotularlo y mostrarlo, o algo anda mal en tu vida… (Si.
Definitivamente algo me huele a Huxley). Y como siempre, como toda moda,
tendencia o paradigma popular, no esta sujeto a duda, debate, ni conciencia.
Sólo se hace. Redes-multicomplacientes y acríticas, te acosan con la plenitud
simulada de cientos de personas. No hay dolor, no hay tragedia, no hay matiz. La
realidad se atiborra de simulacros de sonrisas aturdidas, esquivando la
realidad y la lógica.
A veces la idiotez es engendrada por el deseo
de ser parte de este universo de poses y
paisajes agotados de flashes; al punto que no importa como lo consigas, lo
importante es la selfie que te asegure un millardo de likes. Así nos
encontramos que en el contexto de las irregularidades financieras en
Carabineros, uno de los factores determinantes fueron las imágenes subidas por
algunos de los involucrados a Facebook, de viajes y derroches casi infantiles
en su concepción. Algo inverosímil y absurdo, pero que en esta configuración de
prioridades, se convierte en un hecho previsible y normal. Estaban felices y debían
mostrarlo, o no confirmaban el hecho de estar felices… genial.
Ya años atrás escribí algunas ideas referentes
a esta necesidad imperiosa de alcanzar un estado de plenitud, que ya en su
innatural búsqueda, lo torna artificial e inconsistente. No existe ese orden
puro y estable de felicidad, y si aspiras a él, estas perdido. No hay
tolerancia a la frustración que lo soporte. Lo que hay es un fluir de estados
emocionales, del éxito al fracaso; del
bienestar al malestar; de la plenitud a la insatisfacción. No es algo fijo. Ante
eso… ¿Qué demonios es lo que buscamos alcanzar? El fracaso, el dolor y la
decepción, es parte de las posibilidades patentes del existir. Y no veo a la
gente posteando sus fracasos, sus penas, o sus derrotas… "No. Eso hay que
ocultarlo, no está…" es casi un tabú.
¿Qué hay de malo en ello? ¿Qué hay de malo en
seguir lo que la mayoría considera correcto? ¿Qué hay de malo en jugársela por
ser feliz en esta vorágine sobreexpuesta? En realidad nada. Existen miles de
caminos, miles de opciones y oportunidades que valen la pena vivir. Ahí tu el
camino que sigas. Pero es conveniente darse cuenta que la actual propuesta
popular, encierra una paradoja. En esa tensa búsqueda de la felicidad, siempre pierdes
el horizonte, y te olvidas de rescatar lo que a ti, como ser individual, te
hace feliz. La masificación, la multimediación, la sobreexposición, si bien
exige a todos una adaptación práctica, hoy en día nos domestica, confunde y nos
desorienta, al punto que terminamos contemplando imágenes de lo que es la vida
y no la vida misma.
Existió una época en la que sacarse selfies
sólo era propio de gente solitaria y marginal… hoy es casi un símbolo de
adaptación al medio, una forma de decir “aquí estoy yo, y así soy feliz”