Post-Pausa / Ojos que te ven.
Posted: 7/25/2016 by Unknown in
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Un poco más de medio año sin
actualizar este espacio. Claro, no es algo poco habitual. Claro, no es algo muy
relevante. Pero sí es algo sintomático para mi. ¿Distancia?, ¿Olvido?, ¿Falta
de tiempo?, o quizás cierta reserva; todo al mismo tiempo, y un poco más de lo
último.
En tiempos de crisis, las
palabras se tranzan como moneda oficial en un inquietante mundo que desconfía, busca
oportunidades truchas o espera sonriente la brecha descuidada que permita la
ventaja a traición. Vivimos en la era de las redes sociales: hay una compulsión
por mostrarse, por decir lo que se piensa a medias pero rima bonito, un ansia
macabra y esclavizante por decir algo. Pero nadie se hace cargo de las
consecuencias de ello, o siquiera lo considera. En una vorágine de imágenes y
expresiones emocionales, pareciera ser que todo está permitido, pero
indudablemente hay riesgos no comprendidos.
“Uno es lo que muestra o proyecta”…
es un hecho indudable, o al menos eso es a ojos de los demás. En mi caso, me
costó mucho aceptar en épocas pretéritas y semi-adolescentes, que yo era
psicólogo las 24 horas del día, y no cuando se me antojara. Uno no sólo se
construye a partir del autoconcepto, sino también de la evaluación de tu
entorno; hoy en día, más que nunca. En mi ejemplo profesional, uno está
permanentemente siendo juzgado desde su rol. Una emoción sincera, un retrato de
felicidad, un chascarro de los buenos, un instante de furia incontrolable. Esos
son momentos, instantes, que pueden marcar tu vida, si no los filtras
adecuadamente. Más aún si lo haces en esta vitrina voyerista de las redes
sociales.
“¿Y qué es el amor más que ser visto?”…
versaba un diálogo de una de mis series favoritas. Y es un hecho de la causa.
Facebook, Twitter, WhatsApp, entre otros… ¿no son acaso un atajo social en
busca de la aceptación, el reconocimiento y el amor? Y no hay nada malo en
ello, en esa pura y humana necesidad de ser parte y a la vez sentirse contenido
por una “red”, que aunque virtual, es potentemente psicológica. Pero todo
atajo, encierra un riesgo. Lo que muestras lo ven todos, o al menos está
disponible tanto para amigos, como para quienes no lo son. Y la mala intención,
la doble ética y el sagaz manejo de las intenciones, siempre asecha cuando la
mar está revuelta.
Partamos del hecho de que ciertas
empresas de Recursos Humanos, echan mano de las redes sociales o de tu perfil
virtual, más que de tu currículo, para evaluar tu perfil laboral, o al menos la
pertinencia de hacerte parte de una organización con valores y principios
particulares. ¿Te parecerá tan cómico ahora subir esa foto indecorosa del
carrete del fin de semana, cuando sepas que no te seleccionaron por idiota?...
ahora bien… ¿Imaginas que pueden hacer personas psicopáticas desesperadas? …
uff… y bueno. De alguna manera, sin querer, pero por necesidad, uno debe
desempeñarse en ciertos contextos de potente toxicidad psicológica, ante los
cuales hay que establecer adecuados cortafuegos. Uno de ellos, la discreción.
Para un histérico de mierda como yo, eso es un gran desafío… jajajaja… pero
bien… al menos hoy escribimos algo más que una frasecita roza.