KILTROENLLAMAS

Dos días antes me lamentaba de un pésimo partido de fútbol, aun volviendo de mi lesión del tobillo, no estaba conforme. Pero confiaba en algo, y  se lo decía a mi interlocutor con toda convicción, nunca he sido bueno, pero mi recurso no es la técnica, es la fuerza, y en eso me debo centrar; en recuperar mi estado físico y recuperar la velocidad y la resistencia. “La Fuerza”… era mi don, y dos días después, mi brazo derecho perdió completamente su fuerza.

Digamos que es ironía, digamos que es casualidad, digamos que es destino, más no una tragedia. En parte sabía que algo iba a ocurrir, en parte lo podría haber anticipado, pero no por eso evitado. Cuando caí de golpe, no sé a qué velocidad, no sé en qué posición, se me  acercó una pareja y me preguntaron si me encontraba bien, que me revisara bien, que podía tener fracturas. Como siempre sonreí y me puse de píe. Quizás ellos eran parte de esta sinfonía de sucesos, que no podía cambiar, pero tenía que vivir.

Es un poco complejo sentir que no tienes fuerza; no es solo el dolor, es verte sin habilidades mínimas, simples, verte limitado. Y comienzan a aparecer personas que te hablan de “aceptar”, “tolerar”, “tener paciencia”, y te detienes, necesitas una pausa que no te habías regalado. A veces necesito que me aplasten para no tener que levantarme una y otra vez, sin detenerme a ver qué voy dejando atrás. Y ese algo, en ocasiones suelo ser yo mismo.

Es raro, pero desde un principio amé mi lesión. No me imagino sin ella. O me caía, o e torcía o me ocurría cualquier otra cosa, pero lo necesitaba. Me ha permitido pensar y revisar cosas que no habría hecho si no hubiera ocurrido el accidente. Me motiva y me emociona a la vez, quiero aprender que otros caminos hay, pero a la vez, quiero volver a recuperar esa fuerza, y que esta vez sea completamente mía, no una circunstancia de la genética. Aún no sé cuánto me llevará, pero tengo y buscaré lo que necesite para recuperarla.