KILTROENLLAMAS

La frase más común de Gregory House era “Todos Mienten”, y lo sostenía como axioma básico al abordar cualquier caso. Con el tiempo he ido comprendiendo que tajante argumento no se aleja de la realidad. Efectivamente todos mienten, quizás no de manera directa, quizás algunos evadiendo, omitiendo, olvidando… por muchas y variadas razones, quizás una de las principales, el egoísmo. Lo importante, más que ofenderse o asustarse, es aceptar que es un asunto normal. 

Al pensar en mis debilidades, llego a la conclusión de que he ido perdiendo la capacidad de confiar… en todo ámbito. Y hoy me enfrento a la imagen interna de despedida… despedirme de esa parte más inocente y vulnerable de mi persona, aquella que por mucho se negó a renunciar, aquella que complacía, ofrecía paciencia y cariño, a veces esperando algo a cambio, a veces buscando conquistar una sonrisa, a veces por un acto de aquello que llamaba amor. Pero te das cuenta que el mundo no funciona así, que es más complejo, sujeto a diversas intenciones, pasiones y ambiciones… más oscuro… más no por ello oscuro... pero lo suficiente para tener cuidado, lo suficiente para aprender a cuidar de ti mismo… aunque ello implique dejar de lado esa uterina necesidad de creer en los demás… 

La paradoja está en que, en la medida que pierdo la confianza en quienes me rodean, el mundo, más que tornarse una realidad amenazante, se torna menos peligrosa. ¿Cómo es eso? Simple. Porque así sé a qué atenerme, sé que hay cosas que no debo hacer, sé que debo proteger y cómo hacerlo… y sé que cosas puedo confiar. Quizás la paradoja más grande, se encuentra a la vuelta de le esquina. Ya que una vez consumado el duelo, recién comienzas a aprender a confiar. Y lo más importante, comienzas naturalmente o a la fuerza, a confiar en la única persona que siempre tendrás a tu lado… en ti mismo. … 

Lo comparto porque quizás a más de alguien le pueda servir… 

(Edición de texto antes publicado en facebook)