WhatsApp: La Babosa Cerebral

Posted: 10/13/2012 by Jack Bronson in
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Cuando mi hermano me presentó Facebook, encontré absurdo el concepto, una plataforma pobre en su diseño y en sus pretensiones. Una herramienta que a lo más le permitía flirtear con un par de gringas. Estupefacto quedé cuando se convirtió en todo un boom acá en Chile. Lo entendí, el tema de generar comunidades y reciclar redes de amigos, encerraba un atractivo obvio. Aún así, estimé que sus días estaban contados, el tema saturaría. Pero tampoco ocurrió así, es más, mucho del contacto social se mudó a este sistema, desde relaciones, conversaciones, reuniones, hasta esenciales aspectos de la identidad de sus usuarios se trasplantaron en galerías personales y estados de ánimo sin filtro. Una vez más la humanidad me demostró su capacidad de superar sus propios límites de banalidad y absurdo. Con WhatsApp, ya he tomado la decisión de preparar mis maletas y mudarme a otro planeta.

Si hoy en día se desatara la Apocalipsis zombie, tendría problemas para diferenciar entre humanos y muertos vivientes. Sales a la calle y te encuentras con cientos de personas caminando cabeza gacha, tropezando torpemente en la multitud. Ingresas a un vagón de metro, al ascensor, la micro, la sala de reuniones. Todos inmersos en su Blackberry o Iphone, conectados a la nueva moda de mensajería instantánea. Lo paradógico es que están ahí, aislados, ajenos a su entorno, pero hiperconectados a una Matrix de vínculos de cristal líquido, parciales y efímeros. Me aterra la angustia que transmite la gente cuando se ve obligada a desconectarse; me incomoda la falta de tino y de sentido común; el tener que soportar ese repetitivo anuncio de un nuevo mensaje;  su naturaleza inoportuna y disruptiva que no respetan contexto ni intimidad.

Si ya me parecía un modal de mal gusto, aquel de contestar el celular en medio de una conversación importante; esto de estar ante una persona que cae en transe y comienza a teclear de manera compulsiva, es algo esquizofrenizante. Llegado a este punto, los amantes de esta tecnología pueden rajar vestiduras y acusarme de resentido y antisocial. No me extrañaría. Es evidente que WhatsApp, es una aplicación conveniente y efectiva en sus propósitos, pero esta adicción a las modas y a la hiperconectividad limitrofe, la ha convertido en una suerte de babosa cerebral, que consume tu tiempo, atención e ideas, sin mayor lógica. Habrá que esperar a que aparezca un nuevo “juguete para las masas”, y ver de qué manera el mercado sigue alienando a esta humanidad cada día más idiota.  

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