KILTROENLLAMAS

De una u otra manera, el pasado se manifiesta como respuesta o enigma de mi existencia. Busco, y siempre hay secretos, pequeños destellos de luz que amplifican estímulos que antes no eran visibles. Es como si aquel niño que fui supiera más de mi de lo que puedo llegar a sospechar. Su mirada, sus gestos, sus sueños y pesadillas, encierran acertijos que aún trato de comprender.

Hay estaciones en las que cada antiguo segundo, reinterpreta el presente, le ofrece nuevas ventanas y contenidos al futuro; nuevos propósitos. Una simple pregunta, se convierte en una encrucijada de sorpresas, de variables y nuevas formas, en una hermosa complejidad que va más allá de lo que en algún momento llegué dibujar. Los reflejos que luchan dentro de mí, quizás son historias que han vivido por siglos, quizás son suspiros de espíritus que no lograron volar, o que siempre estuvieron ahí, alimentándome, protegiéndome, educándome.  

Soy parte de tantas memorias, de tantas casualidades, de tantas tierras. Hilos que viajan, se tensan, enredan. Mi vida, en gran medida, se va entretejiendo en una búsqueda personal que no termina, por momentos incomprensible, que no se agota, que se recrea permanentemente, en silencio, se retroalimenta. Y soy uno, dentro de una amplia gama de iconografías, sentimientos, razones, filosofías absurdas y poéticas.

Soy parte de un todo que me reconoce extraño, en el que me reconozco extraño, pero que vivencio con fascinación. Tierra de inesperada confusión y detalles. He viajado por tantos infiernos, he sido tantos demonios, he conocido tantas efigies y tormentos; he sonreído, he sido feliz, he amado y dejado de amar. Tan lleno de simples contradicciones, egoísmo, maldad y luz. Y es probable que sólo haya sido un sueño. Soy tan finito como una vulgar hoja. Desapareceré hoy o mañana. Y no por eso dejará de tener sentido… He descubierto que quiero más… antes de que termine.