De Reojo
Posted: 7/21/2012 by Jack Bronson in
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Sigo ajeno a muchas cosas,
desensibilizado, anestesiado de mi entorno. Hay aspectos, detalles que
obviamente me afectan, que por momentos me hacen recobrar cierta empatía
conmigo mismo, pero reacciono como ante el agua hirviendo, lo siento, e
inmediatamente me retiro. Y es como vivir la vida con los audífonos puestos,
saturado de melodías que no escucho, a kilómetros de problemas banales y
conflictos pasajeros, transitando, haciendo, con ganas de acostarme y sonreír.
Me dijeron que estaba
desilusionado de la vida. Por un par de minutos sentí que mi pecho comenzaba a
licuarse. ¿Cómo mierda soy tan transparente para algunos? Quizás si estoy harto
de los aspectos desilucionantes de la vida, de los recuerdos cancerígenos, de
las borrascosas píldoras de alegría vacía que me llevaron a la inanición. Pero
me parece normal, casi aceptable. Me siento detrás del telón. Contemplando las
mentiras piadosas de la realidad. No soy muy distinto a los demás. La única
diferencia es que no consigo engañarme, aunque lo anhele.
Levanto la vista y hay una
muralla, y me importa una huea. Escucho pasos y se que es más de lo mismo. Eso
no quiere decir que sea malo, que sea bueno, simplemente son los vaivenes de lo
que tiene, debe, o lo que desee ser. No hay crisis donde no ha existido
satisfacción. Detesto que me mientan, me utilicen, me agredan. Más odio el
permitirlo y justificarlo. ¿De esto se trata toda esta mierda? ¿Una nube de ordinarias
apariencias y deseos egoístas, de los que no me siento parte? Me dan arcadas y
cierro los ojos.
Soñar es un vicio que deseo
recuperar. Pero agoté mis reservas. Y lo demoníaco de la verdad es que no es
deprimente, ni sofocante, ni disonante. Es simplemente obvio. La inercia y la
autocomplacencia insaciable de mi entorno y sus contenidos es asquerosa, pero
real. Me parece imbecil el plantarme ante ello con desilusión, más no puedo
dejar de sentir vergüenza, tanto de la propia, como de la ajena. Nací en un
mundo de gente vulgar y deshonesta. La memoria es una celda que me castiga impidiéndome
creer.